lunes, 14 de noviembre de 2011

Capítulo III

Dedicada a Miguel Gonda y a Adry Kayro, especialmente ;)

Me fui directamente a casa cuando acabaron las clases. No me encontraba con ánimos de entablar conversación con nadie. Me subí al coche y salí del aparcamiento antes de que se crease tráfico. Conduje hacia mi casa, pero no fui por la ciudad, como hacía normalmente. Escogí el camino de la costa a pesar de ser el más largo. No me vendría mal despejarme un poco. Después de una mañana agotadora, lo único que quería era tumbarme en mi cómodo sofá y relajarme comiendo regalices. Aparqué el coche en el parking y subí en el ascensor. No solía subir por las escaleras, ya que mi piso era un octavo. Entré en casa y dejé las llaves en el mueble del recibidor. Colgué el abrigo en el armario y dejé mi mochila en el suelo, al lado del sofá. Las paredes eran verdes y naranjas. El sillón era un ‘Chase long’ marrón y naranja. Había dos mesas, la pequeña tenía dos alturas y la grande era plegable. Las sillas eran marrones y naranjas  y la televisión era de plasma. También había una alfombra que cubría casi todo el salón. La cocina tenía  nevera, congelador, vitro cerámica, extractor, lavavajillas, microondas y un horno. Los muebles eran de madera y las paredes eran de color salmón. La ventana ocupaba casi toda una pared, donde había una mesa, también de madera. El baño pequeño, estaba al entrar por el pasillo a la izquierda. Había un plato de ducha con una mampara, el baño, un espejo y los muebles eran de color blanco. El otro baño estaba en mi habitación y todo era de color marrón y crema. Había una bañera con mampara y un bidé. Encima del lavamanos estaba el espejo y, a su alrededor, los muebles. Los armarios de las tres habitaciones estaban empotrados y eran de madera. La habitación pequeña era blanca y azul. Había tres estanterías, un escritorio, con una lámpara blanca y una silla azul y la ventana daba a la calle. Las cortinas y la alfombra eran de color marrón. La cama era pequeña y el edredón era a cuadros de distintos colores.  La otra habitación era amarilla y naranja. Todo era de madera, el escritorio, la lamparita, las estanterías, la silla y la mesita de noche, aunque tenían toques de esos dos colores. Una de las cortinas era naranja y la otra amarilla. La última habitación, al final del pasillo, era la mía. Estaba decorada con los colores blanco, negro y rojo. El armario era doble. La silla era roja y el escritorio de madera. Sobre él había una estantería rectangular bastante amplia. La cama era grande y  estaba pegada a la pared de la izquierda. El edredón era negro y blanco y los cojines rojos. Encima de la cabecera, había un cuadro. Era una rosa roja con el fondo negro. Las cortinas eran de color rojo. Todas las ventanas eran blancas. Por último, la terraza, que daba al mar. Se podía ver como las olas rompían en la orilla y al sol esconderse tras el agua. La mesa era de tablillas de madera y las sillas eran plegables. La lavadora estaba en un cuarto al que se accedía por la cocina. Me encantaba el piso. Cuando lo alquilé, escogí la habitación del fondo porque estaba decorada con mis tres colores favoritos y tenía baño. 
El sonido del viento llamó mi atención. Al parecer, se avecinaba una tormenta. Entré en la concina para prepararme un sándwich y conecté el ordenador para ver si tenía algún correo del laboratorio. Al terminar, fregué los platos y me fui a la terraza. Cogí una manta y me enrosqué en ella porque hacía frío. El viento hacía que las olas se sucediesen, cada una más grande, hasta romper en la orilla. Los árboles del bosque se movían violentamente de un lado a otro. Algo en aquel paisaje hizo que me acordase de él. De sus ojos. Negros y enigmáticos. Unas imágenes irrumpieron en mi mente. Una casa, antigua. Un salón formal. La chimenea encendida. Una inmensa biblioteca. Él apoyado en el alféizar de la ventana. Mirándome. El viento golpeó mi vaso de agua y se volcó. Eso hizo que volviese a la realidad. Suspiré. Entonces… ¿Le conocía? ¿No le conocía? No entendía nada… Estaba muy confundida cuándo vi una silueta caminando por la playa. Él, era él. Le reconocí, no sé como. Me levanté de la silla rápidamente, cogí las llaves y salí corriendo en dirección a la playa.

1 comentario:

  1. Holaa gapisiima :)
    Me ha encantado el cap!
    Y que no se como lo he visto pero he visto tus comentarios y luego no puedo verlos desde aki no se por que .______.
    Bueno si puedes meterte en esta cuenta y me avisas por alli me dejas un comentario o algo va?
    Yo buscare el comentario que me dejaste y te agregare en tuenti ;)
    Besoos :D

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